Pese a que haya aún por ahí empresarios de la comunicación torpes y miopes -en el peor sentido de lo que es ser torpe y miope a un tiempo- alegrémonos, ciudadanos del mundo: la censura está en horas bajas. Les ofrezco un par de buenos ejemplos: Berlusconi y el régimen iraní.
El primer ministro italiano intentó poner trabas a la publicación, en el diario El País, de las fotos en las que se le ve en su villa veraniega del Mediterráneo junto a señoritas pagadas por estar ahí. Imagino a personas a sueldo suyo intentando comprar en los quioscos transalpinos cuantos ejemplares de esta publicación pudiesen para que las imágenes no llegaran al pueblo. Si ocurrió así, vaya escenita que recuerda al pasado de secuestros de periódicos. En cualquier caso, intento vano. El País difundió las fotos también en su edición de internet y cualquier persona del mundo -ya fuese votante italiano o no- pudo verlas allá donde la tecnología llega en este planeta. A buen seguro, El País batió ese día récords de visitas a su web procedentes de Italia. Así es la vida.
Silvio Berlusconi reaccionó colérico ante la publicación de las fotos. Amenazó con denuncias al diario español y dijo que pertenecían a su intimidad. Señor mío: recordarle simplemente que usted es primer ministro italiano las 24 horas del día mientras se extienda su mandato. Si no, no se presente a las elecciones. Con los comicios iraníes, otro tanto de lo mismo. El régimen de los ayatolás se empeña en que no haya periodistas en su país que puedan hacerse eco de las manifestaciones por un presunto fraude electoral, y los iraníes se dedican a colgar fotos e imágenes en internet para que el resto del globo pueda ver lo que está pasando. En fin. La censura está en horas bajas. Y yo me alegro: siempre la censura ha sido una tapadera para que algo no oliera mal.
Weblog de José Manuel Serrano 
Por eso siempre digo de la importancia de la información, que llege a todos.
Comentarios por Inma — julio 10, 2009 @ 7:50 am |
Una cuestión moral: ¿hizo bien El País en publicar esas fotos? Recuérdese que fueron tomadas en un sitio privado, no en una playa o en la terraza de un bar. Entiendo que hay miles de motivos (pero miles) para criticar a Berlusconi, pero ¿hace falta recurrir a esas estratagemas? Al fin y al cabo, el hombre estaba en su casa y lo que haga o deje de hacer allí es asunto suyo. Si estaba con jovencitas, es algo por lo que deberá dar explicaciones, en todo caso, a su mujer. Si esas jovencitas eran menores de edad, el problema concierne entonces a la policía. Pero ¿el público en general tiene derecho a ver esas fotos? Mi impresión es que no. Y me fastidia que venda lo de siempre, el morbo y la supuesta falta de moralidad de las personas. Al final nos fijamos en detalles como si un ministro checo que andaba por ahí iba medio empalmado o en si las chicas tomaban el sol en tanga. Cotilleo puro y duro.
Berlusconi ha cambiado leyes exclusivamente para proteger a sus empresas, ha dicho auténticas barbaridades de los comunistas (como que se comían a los niños, tal cual) para desacreditarles de cara a unas elecciones, ha ironizado después de una auténtica tragedia, diciendo que los afectados por un terremoto iban a pasar unos días fuera «como si estuvieran en un camping», etcétera etcétera. Podría escribir muchísimas líneas más de ese mamarracho, pero creo que basta con esos ejemplos para ilustrar lo que quiero decir: es un auténtico becerro y hay razones de sobra para que lo odiemos. ¿Pero por lo que haga en SU casa? Planteáoslo y veréis como no.
Comentarios por Guillermo — julio 11, 2009 @ 11:19 am |